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  • Foto del escritorKate Flores

Estudios universitarios y empleo

“La mejor forma de predecir el futuro es crearlo.”

Abraham Lincoln

En Honduras según algunos datos estadísticos proporcionados por la revista digital Forbes: “la Tasa de desempleo abierto se mantiene estable en 5.7% es decir más de 240 mil personas quieren trabajar y no encuentran una plaza”, esto según su última actualización en enero de 2020.Por otra parte, la tasa de sub-empleo invisible según el Instituto Nacional de Estadística INE 2018, fue de 48.6% y la tasa de sub-empleo visible de 14.2%, según el Ministro de Trabajo de Honduras esta tasa para el 2020 bajo de un 14% al 10% en su totalidad. Estos términos se refieren a aquellas personas que trabajan por hora y a las que están ocupadas a tiempo completo, pero reciben un ingreso por debajo del salario mínimo establecido, respectivamente.


¿Por qué es importante saber estos datos estadísticos como estudiantes Universitarios?


Como es sabido en Honduras uno de los mayores problemas sociales es el desempleo y sus variables, el cual genera pobreza, desigualdad social, fuga de cerebros, migración, entre otras cosas. Pero no es precisamente del desempleo y sus consecuencias de lo que se hablara en este artículo, tampoco se pretende hacer una apología sobre la difícil situación que los hondureños vivimos y de la cual está por demás observarla en fríos datos estadísticos. Se trata más bien de echar un vistazo en la medida que la palabra escrita lo permita, a la perspectiva psicológica sobre lo que sucede o suponemos que sucede internamente (como si fuera cosa fácil) en el estudiante universitario, al saber que a pesar de su preparación académica se encuentra ante una realidad laboral difícil dados los términos de vivencia o mejor dicho supervivencia en Honduras.


Habrá pues que plantearse o replantearse la pregunta sobre cómo se debe preparar el estudiante Universitario para asumir un puesto en el mercado laboral.

En revistas y artículos científicos que fácilmente se encuentran en internet se habla bastante sobre como las Universidades preparan a dicho estudiante para un mundo laboral competitivo dotándolo de habilidades académicas que se supone responden a ciertos requisitos que los empleadores buscan para sus empresas, incluso no se necesita ser un iluminado para entender que, así como se maneja el mercado laboral se maneja la educación hoy en día. Es decir, se crean licenciaturas, técnicos, maestrías, doctorados, que responden y están diseñadas explícitamente para atender a las necesidades del mercado.

Sin embargo, esta manera de diseñar y estructurar el sistema de educación superior es peligrosa ya que la mercantiliza y la des humaniza, recientes estudios han demostrado que los atributos más deseados que los empleadores buscan en los candidatos van más allá de conocimientos técnicos o de un buen promedio académico, lo que las empresas buscan es una combinación de habilidades interpersonales que incluyen la capacidad de resolver problemas y trabajar colaborativamente con otros. Así mismo el pensamiento positivo y la inteligencia emocional son otros de los atributos que hoy en día se esperan de un profesional. No me gusta suponer, pero hagamos uso de un “supuesto valido” para responder algunas interrogantes. Dado que la supuesta edad estudiantil universitaria debe oscilar entre los 18 y 22 años y que esas edades según Erik Erikson se encuentran dentro de las etapas del desarrollo humano que están entre la adolescencia y la etapa adulta temprana, y en vista que es en estas etapas donde Según Erikson se busca y se desarrolla la identidad propia, es válido y oportuno preguntar:


Primero ¿Cómo debe prepararse el estudiante universitario ante el hecho de saber que, a pesar de su esfuerzo académico, las oportunidades laborales en Honduras son limitadas y posiblemente no encuentre un empleo que los satisfaga?... y segundo ¿qué hacer ante la falta de reciprocidad entre las universidades y el mundo laboral?

Sé que para responder adecuadamente estas preguntas hay que realizar una o varias investigaciones psicopedagógicas (las cuales son tan necesarias como urgentes) pero no está demás plantearnos algunos posibles escenarios. Hay que entender que la realidad hondureña es compleja, vivimos en una sociedad que sin necesidad de hacer uso de la estadística, se sabe que tiene un alto índice en trastornos psicológicos y que así mismo la falta de cultura o educación en este tema imposibilita que estos trastornos sean tratados adecuadamente (si es que eso es posible) y que estas condiciones se degeneran en un ir y venir de problemas sociales entre los cuales está el ya mencionado desempleo, en tal sentido el estudiante universitario siendo este un actor importante y beligerante en la sociedad actual, debe asumir un verdadero compromiso con la educación.

La educación en si misma encierra un tesoro que vas más allá de la obtención de habilidades técnicas para la fuerza laboral, la educación es en si la oportunidad de reinventarse y de emprender nuevos caminos. Entender esto es imperativo para asumir los retos de una sociedad cambiante y dinámica, no verse como una posible fuerza de trabajo sino como un productor de trabajo.

Por otro lado, el sistema universitario debe hacer un verdadero cambio de filosofía educativa, no es posible que la educación esté al servicio del mercado, hoy por hoy ha quedado demostrado que lo que sabíamos o creíamos saber sobre el mercado ha quedado obsoleto, nuevos tipos de empleos surgen, la tecnología avanza a pasos agigantados y es imposible predecir las tendencias laborales que traerá el futuro. Otras habilidades parecen ser más convenientes para afrontar la emergencia mundial que hoy nos atañe y que parece trae consigo un nuevo orden social.

Es por eso o debido a ello que el sistema educativo universitario debe estar centrado en el estudiante y en el desarrollo de sus habilidades interpersonales, sin descuidar las académicas y técnicas. El desarrollo de las habilidades blandas es hoy en día una de las características más importante para crecer en un ambiente laboral competitivo y diversificado, ya que las mismas forjan a una persona capaz de relacionarse y comunicarse de manera efectiva con otros. Este componente es muy apreciado en la actualidad por las empresas.

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